Antes de profundizar sobre el tema, dejemos en claro qué es un
estereotipo: según la Real Academia Española (RAE), el estereotipo define a una
imagen o idea aceptada, por lo general, por un grupo o sociedad con carácter inmutable.
En cuanto a los estereotipos de belleza, nos marcan un modelo
estético a seguir que a su vez implica todo un modo de vida que se crea en el
mismo devenir de perfeccionarlo y conservarlo.
El estereotipo pretende que a través del consumo, lleguemos a
la “perfección física”, que cambia según pasan los años y las sociedades.
Quienes toman el rol de presentarnos este canon son la publicidad, la moda, el
marketing, y los medios de comunicación que nos imponen una imagen ideal que
tomamos como “normal” cuando, en realidad, este modelo está lejos de ser
natural.
Actualmente vivimos en una sociedad oprimida por el nuevo
concepto de ideal de belleza y rodeada de un aire superficial y consumista
donde tu imagen significa más que tu inteligencia, personalidad y valores como
persona.
Estamos ante la nueva epidemia “culto a la apariencia” una
obsesión hacia la perfección nos ha manipulado a tal punto de poder infringir
enfermedades psicológicas mayoritariamente causantes de una baja autoestima y
una represión social que nos afecta a la forma de vernos ante el espejo, siendo
capaz de causar trastornos alimenticios
tales como la bulimia anorexia y
vigorexia, entre muchos otros, que pueden llegar a causarnos hasta la muerte en
las cuales se implica nuestra tendencia
a compararnos con modelos y actores que se nos difunden medios de comunicación para beneficiarse que
traen consecuencias negativas a la integridad de la persona y sociedad .
Cuando las personas comienzan a comparar la imagen perfecta e
idealizada de la publicidad con su verdadera imagen corporal, se produce un
impacto negativo en el autoestima, el cual se ve disminuido, aparecen también
sentimientos de inconformidad e inseguridad, de vergüenza, de rechazo hacia el
propio cuerpo; sentimientos que sólo llevan a la auto degradación de la
personas.
Una comparación subjetiva de nuestro cuerpo ante una imagen
inexistencial que se nos difunden con
excesos de Photoshop y nos
presionan a aspirar a algo inalcanzable a través del
consumismo que nos induce a la compra de una publicidad engañosa que nos hace
superficiales y nos convierte en otra persona de esta sociedad. La idea inicial
no es enfrentarse ante esta ni formar un grupo minoritario que intente combatir
contra ella si no tener claro que la perfección es abstracta e inalcanzable y
que debemos concienciarnos que nuestras imperfecciones también nos hacen ser lo
que somos y que debemos estar felices con nuestro cuerpo y si queremos cambiar
algo físico nuestro para sentirnos seguros de nosotros mismos no es ser
superficial , mientas no sea para complacer a las personas si no a nosotros
mismos.
La presión no solo viene de la publicidad, o la estética sino
también provocada por el hombre en sí, ya sea por parte propia o por personas
de su entorno.
La eterna juventud también se ha convertido en un problema que
nos ha llevado a la compra de miles de productos para rejuvenecer nuestra
apariencia exterior, mostrando en anuncios rejuvenecedores a modelos de corta
edad o mujeres que han experimentado varias cirugías faciales.
La primera apariencia nos empuja a etiquetar a una persona por
su forma de vestir, caminar, peinarse e incluso mirar impidiendo conocer la
verdadera identidad de la persona.
La apariencia física no lo implica todo es tan solo un aspecto
que se nos ha implantado desde niños y volvemos a hablar de la comparación ,es
decir, no podemos decir si alguien es “feo” o “guapo” sin antes compararlo con otra
persona en este caso los canones que nos presenta la sociedad ni podemos reconocer la belleza más allá de lo
que podemos ver más allá de lo objetivo.
Para terminar, la posición que deberíamos adoptar todos con
respecto a los estereotipos y los consumos que conllevan, sería la de tratar de
comprender la información que recibimos de los medios de comunicación, para
poder ver si está bien que sigamos estos modelos y cuáles son las
características de ellos: si están desvirtuados, idealizados, distanciados de
la realidad o no; y las consecuencias que acarrean. Debemos estar atentos donde
la presión consumista tienda a confundir o a moldear nuestros deseos,
necesidades y comportamientos.
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